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BOQUERÓN

Adopción de BOQUERÓN

¡Adoptado! el 2-12-2022
adoptado
  • Nombre BOQUERÓN
  • Clase Gato
  • Desde 24-9-2022
  • Sexo Macho 
  • Edad 6 años y 2 meses 
  • fecha de nacimiento 9/2018 
  • Raza Común europeo 
  • Tamaño Mediano 
  • Localidad Lleida  (Lleida)
  • ID 2133 

Descripción

Me llamo Boquerón, bueno, eso me lo han puesto aquí, antes me llamaba Gato. Nací en una familia muy humilde, vivíamos todos en el corral de la Sra. Raimunda, no nos hacía mucho caso, la verdad, nos dejaba estar…De vez en cuando nos echaba pollo, alguna raspa de pescao, macarrones y pan, mucho pan. A mi padre nunca lo conocí, mi madre dijo que era un carrilano que la conquistó una noche y que tuvo mala suerte y la preñó, pero no sé si es verdad, allí casi todos éramos familiares, yo sospecho que mi padre era el primo Eusebio, tengo sus mismos ojitos y sus mismos andares.
Cuando me hice mayor, la Raimunda me corría a escobazos casi todos los días, decía que le cagaba las macetas, pues normal, sino había otro sitio, no iba a dejar el pastelito en medio del alfombrao, hasta un día que me pilló de muy mala gaita y me revolví contra ella, le dejé la piel de las pantorrillas con arañazo cruzao, una técnica que me enseñaron los capos del barrio. Cuando mi madre se enteró, me dijo que me fuera y que no volviese más, que por mi culpa los acabarían echando a todos, que no les hubiese ido mal, esa vieja loca los tenía por tener, no los quería ni nah, pero a los mayores, los cambios no les molan.
Me fui con los golfos del barrio, anda que no aprendí cosas. Me enseñaron a colarme en las casas por la ventana, donde estaban los mejores sitios para dormir caliente, donde estaban los contenedores de los bares y donde estaban las chatis más guapetonas. Si no hubiese sido por ellos en la vida habría catado yo el jamón, ni el atún, ni el pienso. No sabéis la de gatos pijos que se quedaban acojonaítos en una esquina mientras yo les comía todo lo del cuenco, pero claro, a algunos les cortan las uñas y luego no son nadie.
Esa época estuvo bien mientras fui joven y fuerte, pero cuando llegan gatos cachas que no respetan los galones y se te enfrentan por una cabeza de gamba, y pierdes una pelea y otra y otra, lo mejor es retirarse, pero adónde vamos a ir los gatos de la calle sino hemos cotizado ni nada, no te queda más remedio que mendigar, y en ese pueblo en el que nací hay humanos con muy mala sombra y te echan cada bodrio que no hay quién se lo trague. GatoDios, anda que no me has hecho pasar hambre, llegué a pensar que esta no la contaba, pero un día vinieron al pueblo unos forasteros, esos son fáciles, les haces cuatro marramiaus y les enroscas un poco el rabo en las piernas, y se derriten contigo, te dan lo que les pidas. Ese día comí jamón, butifarra, panceta y de tohhh, tuve que tomar sales de gato, pensé que la diñaba esa noche del empacho que pillé.
Pues los panolis esos, hablaron con una tal Neus que es de una asociación de gatos o algo así, y los muy zumbaos vinieron a buscarme, pero mira, eran las fiestas del pueblo y aquí había un follón que no era plan dejarse ver mucho por ahí, y tampoco me acaba de fiar, la verdad, que hay mucho loco suelto y a ver si me cazan y quieren hacer un bolso con mi piel, que este color mío está de moda. Volví a los días de los macarrones revenios de la Sra. Emilia, las sobras del Mateo que se le va la mano con la sal, y con esto de la sequia está la fuente sin agua, y no veas lo que cuesta encontrarla limpia.
Mira, cambié de opinión y volví a rezarle al Jesusito de los Gatos, y no sé si me oyeron o qué, pero los panolis volvieron, y yo me abrí de patas y les dije: si me queréis, cogedme. Y vaya si lo hicieron, los muy jodíos venían preparados a full, lo que no sabía es que me llevaban directo al veterinario, qué miedo, sé de gatos que entraron en uno y no se los volvió a ver, pero creo que son rollos de la calle, a mí me trataron muy bien. Me dieron chuches, me acariciaron, me sacaron sangre, pero poca, que no me sobra y luego me pincharon algo que me dio un sueño rico, rico, claro que me quitaron…eso, ya sabes, los cataplines, que no me duele ni nada, no sé si es normal o qué.
De allí me llevaron al sitio donde vivo ahora, no os penséis que es una maravilla, es una jaula, pero tíos, tengo: colchoneta nueva, le arrancaron la etiqueta delante de mí, no sabéis la ilu que me hizo, a mis casi cinco años en la vida tuve una, vi muchas en casa de los pijos a los que les robaba, pero era como un sueño. Sigo: tengo arenero, comedero con pienso hasta arriba, agua limpia, un plato con un mejunje aplastao que sabe de maravilla, uno cada día, y en un cuenco limpio que brilla, también tengo juguetes y aquí hay un montón de chatis humanas que me pegan unas sobadaasss. Se nota que saben lo que hacen, estas tipas han tocado mucho gato.
Y bueno, esta es mi historia, ahora dicen que están esperando a que se me suavicen las hormonas o algo así, hay una peluda que me ha pillado rápido, dice que esas marcas de mi cara son de mucha pelea, y que hasta que no se me bajen los humos no me pone con más gatos. ¡Cómo me ha calado la tía! Me cae bien, tiene mundo, como yo.
Ahora dicen que me anunciaran en las redes, que no sé lo que es, y que me buscarán familia, que mira, si lo consiguen y voy a vivir como los gatos esos que miraba por fuera de la ventana, ya me pueden pedir la piel para un bolso que se la doy. Anda que no he soñado yo veces cuando tiritaba de frío con estar en una casa al lado de un radiador de esos, o en la manta del sofá del humano, allí viendo “Los tipos malos” mientras me dan una sobeteada de esas que te erizan el pelo…Buf, si pasa eso me tatúo el nombre de las tías estas en las cachas.
Boquerón tiene unos cinco años y aunque lo contado es fruto de nuestra imaginación o ida de olla, seguro que no se aleja mucho de la realidad.
Está CASTRADO, vacunado, testado, desparasitado, con chip y con cartilla. Adoptarlo es pasar a formar parte de una causa dándole a un animal que lo necesita la oportunidad de vivir dignamente, él es un gato espectacularmente bueno, simpático, cariñoso y que parece que quiera recibir de golpe todas las caricias que le faltaron en su corta vida.
La calle es para los bancos y las farolas, los gatos nacen, crecen y mueren en ella fruto de la dejadez de particulares y gestores públicos, y partidos como el PSOE que tienen la ocasión de cambiar las leyes que los protegerían y se venden al lobby de la caza.
Gatunasss, es un déjà vu, ¿o tenemos un Ceferino?

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