Ficha de RIKU

Desde cachorro, sus patas largas y su cuerpo ágil fueron vistos como herramientas, no como parte de un ser que merecía amor. Seguramente lo usaron para cazar, para perseguir presas sin descanso, sin importar el frío, el hambre o el agotamiento.

Así pasó su corta vida: sirviendo, corriendo, sin conocer lo que significa ser querido de verdad.
Con casi tres años y 26 kilos de nobleza, Riku ahora espera algo distinto. Ya no quiere ser solo una sombra en el campo, un perro cuyo valor se mide por su velocidad. Su mirada refleja el cansancio de quien ha vivido para otros, pero nunca para sí mismo.

Ha conocido el abandono, la indiferencia, la dureza de un mundo que no le dio más opción que obedecer. Y, aun así, su corazón sigue abierto.