¡CUIDADO CON LAS ESPIGAS!

16-05-2021

El calor no solo ha traído a la procesionaria, los mosquitos y las garrapatas que os contábamos en anteriores peludiconsejos, sino que también favorece la etapa de crecimiento de las espigas, elemento que puede llegar a ser bastante peligroso para nuestra mascota. A continuación os explicamos por qué.

LAS ESPIGAS

Podemos encontrarnos espigas por todas partes: parques, jardines, campos, montañas… Aparecen en primavera y suelen perdurar durante todo el verano lo que significa que tendremos que estar atentos durante todo este periodo.

Mientras mantienen su color verde no suelen causar problemas, pero la cosa cambia cuando el calor empieza a apretar y la espiga comienza a secarse y a amarillear. En ese momento, las vainas están secas y son más fáciles de desprenderse.

Su forma de arpón, su punta afilada y su textura áspera que le da la capacidad de adherirse o clavarse en casi cualquier superficie, las convierte en un peligro para nuestro peludo.

LOS PELIGROS DE LAS ESPIGAS

Enumeraremos a continuación los principales problemas que las espigas pueden causar en la piel o mucosas de nuestra mascota.

1- Perforación del tímpano

Cuando las espigas se introducen en el oído, pueden llegar a provocar la perforación del tímpano, por lo que es muy importante acudir a tu veterinario en cuanto notes el menor síntoma. Generalmente las espigas generan una reacción similar a cuando un perro padece otitis, el animal ladea la cabeza de forma similar. Son molestas y muy dolorosas para ellos.

2- Dificultad respiratoria

¿Tu peludo moquea y estornuda compulsivamente?¿Lo ves nervioso? Es muy posible que una espiga haya entrado en su nariz. En algunos casos es posible que veamos también sangre ya que esta zona es muy sensible y está llena de capilares sanguíneos. En estos casos es importante ir al veterinario cuanto antes ya que seguramente sea necesario dormir a tu mascota para poder extraer la espiga.

3- Úlceras oculares

Si nuestro perro tiene la mala suerte de clavarse una espiga en el ojo, le notaremos muy nervioso ya que es algo muy doloroso. Cuando se introducen en los ojos se quedan alojadas entre el globo ocular y el párpado del perro, aunque también se pueden alojar en el “tercer párpado” canino.

Nuestro peludo tratará de rascarse a toda costa, corriendo el riesgo de lastimarse todavía más con la pata o el espolón.

Las espigas en los ojos son muy dolorosas, molestas y altamente peligrosas. Si no se extraen a tiempo pueden llegar a provocar infecciones serias y ceguera.

4- Dermatitis. Cuando la espiga se engancha al pelo de nuestro peludo y no es retirada, se formará un nudo en el pelo entorno a ella. Este nudo provocará tensión en los poros capilares y falta de transpiración de la piel, pudiendo generar en una dermatitis.

5- Heridas simples

Al tener una punta afilada, las espigas se clavan con facilidad en la piel de nuestro perro. Son muy frecuentes las heridas en las patas del perro, sobre todo entre los dedos y las almohadillas.

6- Heridas con pus que no se curan

Esto ocurre cuando la espiga se mantiene clavada en la piel. La continua molestia hace que nuestro peludo se lama la zona empujando en muchos casos la espiga hacia el interior. Esto provoca un absceso de pus que requeriría ya de la intervención veterinaria para sacarla.

7- Otros peligros

Si se clavan en la boca observaremos dificultad para comer o beber, babeo e incluso sangrado. Habrá inflamación de las encías y pasado un tiempo secreciones de pus.

También es posible que se claven en la vulva o el pene, en estos casos habrá dificultades para orinar, infección genital o urinaria, fístulas, e igual que en el caso anterior, pus con el paso del tiempo.

¿CÓMO PODEMOS PREVENIR ESTOS PROBLEMAS?

Lo primero de todo debemos evitar las zonas en las que hay espigas sobre todo en la época en las que nuestros peludos son más vulnerables a ellas. Como todos sabemos a los perros les encanta olfatear, sobre todo si ha pasado algún que otro peludete antes que ellos, por lo que el hecho de que aspiren una espiga es más habitual de lo que podríamos imaginar.

Como aunque evitemos esas zonas siempre está el riesgo, tras cada paseo es importante revisar el pelo de nuestra mascota en busca de espigas para quitárselas, sobre todo por las patas, entre los dedos y las almohadillas.

También revisaremos las orejas. Estaremos atentos a su comportamiento, si se rasca demasiado o agita su cabeza continuamente sería un indicador de que algo se cuece ahí dentro.

Cepillar constantemente a nuestro perro al menos una vez al día, o varias si hemos ido por una zona de riesgo, también es una buena forma de darnos cuenta de su presencia y eliminarlas.

¿COMO ELIMINARLAS?

Si la espiga está clavada de forma superficial, podrás extraerla directamente con las manos o con ayuda de unas pinzas. Una vez extraída, aplica un poco de líquido desinfectante y revisa si hay alguna otra espiga escondida por ahí.

Si la espiga se rompe al intentar extraerla, acude al veterinario, ya que podría provocar lo que se denomina “granuloma por cuerpo extraño”. La zona se enrojecería y podría infectarse. En estos casos, el veterinario considerará si es necesario una cirugía simple.

Si detectas cualquier espiga en las fosas nasales, ojos y oídos, acude inmediatamente a tu veterinario, ya que cualquier intervención por parte de manos inexpertas puede suponer daños irreparables para la salud del perro.

TERMINANDO…

Como habéis podido leer las molestias que pueden ocasionar las espigas a nuestro perro van más allá de una simple incomodidad. Las consecuencias en algunos casos pueden llegar a ser muy graves.

Todos los síntomas aparecen de forma repentina después de un paseo por una zona con espigas, por lo que observa bien a tu mascota y haz una buena revisión en busca de las espigas que hayan podido quedar adheridas.

¡No debemos subestimar el poder de las espigas!