LA DISPLASIA DE CADERA CANINA

11-04-2021

La displasia de cadera es un problema bastante común entre los perretes. Según la OFA (Fundación ortopédica de Animales), esta enfermedad tiene una incidencia de un 20% y afecta a una gran variedad de razas, por lo que no está de más tener un poco de información acerca de ella para poder prevenirla o retrasar su aparición.

¿QUÉ ES LA DISPLASIA DE CADERA CANINA (DCC)?

Se trata de una malformación de la articulación de la cadera. La cabeza del fémur no encaja completamente en su cavidad, provocando un desgaste en la articulación que causa cojera y dolor a nuestro animal.

Es considerada una enfermedad multifactorial, aunque la predisposición genética es el mayor riesgo, y se suele presentar de forma progresiva pudiendo afectar a una o a ambas caderas.

¿QUÉ FACTORES INFLUYEN EN SU APARICIÓN?

Esta patología es más frecuente en perros de TALLA GRANDE, habiendo razas más predispuestas a ello como el Pastor Alemán, Labrador, Golden, Rottweiler, San Bernardo, Dogo argentino… aunque hay ciertas razas de tamaño pequeño que tampoco se libran, como el Bulldog francés e inglés y los Carlinos.

Tiene un fuerte componente genético pero la aparición y gravedad de sus síntomas depende mucho de las condiciones de vida del animal.

Uno de los factores más importantes es la VELOCIDAD DE CRECIMIENTO. Aquellos animales que crecen demasiado rápido (aporte excesivo de alimento) tienen un crecimiento desigual de huesos, tendones y músculos. Las articulaciones se deforman o no lo hacen correctamente debido a que tienen que soportar más peso del que les corresponde.

Otro factor de riesgo es el ejercicio excesivo y de alto impacto durante su crecimiento.

¿CÓMO DETECTARLA?

En el caso de los CACHORROS, aquellos que sufren displasia tienden a ser menos activos, pasar más rato sentados que jugando y quejarse cuando lo hacen de forma brusca.

Es habitual que no quieran subir escaleras y que caminen con las patas traseras muy juntas o lleguen a cruzarse y a menudo se puede observar debilidad en las patas de atrás.

No dudes en llevar a tu cachorro al veterinario si presenta alguno de estos síntomas. Allí pueden determinar cuál es la probabilidad de que acabe desarrollando la enfermedad.

En PERROS ADULTOS el síntoma más evidente es la cojera. Al igual que los cachorros, tienden a caminar con las patas traseras muy juntas, evitan subir escaleras y pasan mucho tiempo en reposo.

Tras la inactividad el dolor suele acrecentarse, por lo que suelen quejarse o cojear un poco al levantarse tras pasar un rato sentados o tumbados.

Tienden a resbalarse de forma habitual y son más torpes que otros perros ya que no se reparte bien el peso por las cuatro patas. La musculatura se ve afectada, apreciándose debilidad o distrofia en los músculos de las patas traseras.

PREVENIR MEJOR QUE CURAR

La prevención toma un papel muy importante durante el CRECIMIENTO del animal. De esta manera, aunque tu animal esté predispuesto genéticamente, podremos ayudar a minimizar el desarrollo de la enfermedad. Existen tablas de crecimiento que ayudan a hacer el seguimiento del peso en función del peso adulto que vaya a tener el animal.

Es muy importante proporcionar un PIENSO ADECUADO a la talla del animal, ya que generalmente los piensos normales aportan un exceso de calorías. Los perros que padecen sobrepeso tienen mayor riesgo de sufrir displasia de cadera.

Respecto al ejercicio, este deberá ser suave, regular y de bajo impacto. Limitaremos los saltos y las escaleras y elegiremos superficies de arena compacta que podremos encontrar en los parques y bosques, evitando las largas caminatas sobre asfalto o arena de playa, ya que cargan mucho las articulaciones.

En razas predispuestas o en caso de ver la aparición de alguno de los síntomas explicados anteriormente, debemos consultar a nuestro veterinario.

Está altamente recomendado el uso de CONDOPROTECTORES (También llamados protectores articulares o “cartilago de tiburon”). Son complementos nutricionales que se pueden administrar desde cortas edades. Aunque no previenen la displasia en sí, si que previenen la aparición de la artrosis. Los condoprotectores más comunes son a base de Condroitin sulfato y Glucosamina.

CÓMO ALIVIAR EL DOLOR

Si tu perro sufre de displasia, protegele bien del frío y de la humedad. Ya sea con abrigos o mantas, reducirá su dolor de forma significativa.

Por otra parte, existen colchones especiales de viscoelástico troceado, que permiten una distribución homogénea del peso evitando puntos de presión en el cuerpo del animal. Estas camas ortopédicas evitarán que el perro cargue todo su peso en las partes salientes del cuerpo, es decir, es sus articulaciones.

Mantén a tu perrete en un peso óptimo, ya que cuanto menos peso deba soportar la articulación, menor dolor habrá y menos artrosis generará.

TERMINANDO…

Que tu perro no haya presentado síntomas de displasia no significa que no pueda llegar a sufrirla, por lo que no te confíes.

La información recopilada que suministramos no reemplaza para nada el consejo y pautas que pueda darte tu veterinario, por lo que si sospechas de que tu perrete puede estar desarrollando la enfermedad, o puede ser propenso a ella, te recomendamos que te dejes asesorar por él.

Como siempre, esperamos que os haya sido útil el peludiconsejo de hoy